viernes, 7 de enero de 2011

En un día soleado a mí me gusta caminar por la playa, contemplando el sol, lo suave de la arena, las olas pasando una por una escuchando el ritmo de cada una, la sensación de experimentar la calidez con la que te cobijan los rayos del sol, me relaja esa sensación, cierro los ojos y quisiera tener la compañía de alguien y cuando los vuelvo abrir lo único que me acompaña es la soledad que deja respirar en paz la tranquilidad del mar. Estoy bajo una palmera y sus grandes hojas me cubren del sol para disfrutarlo y admirarlo con atención.

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