domingo, 2 de enero de 2011

Como seres humanos, no podemos permanecer ni fríos ni indiferentes ante los graves problemas de educación en nuestro país. No podemos dejar que la catástrofe se nos eche encima, pues esta no llegara por arte de magia, sino como resultado de largos procesos, de los cuales, en cierta forma,  todos somos responsables por todas nuestras acciones.  Debemos aprender con el corazón a reaccionar frente al mundo  que nos envuelve, casi como si fuera nuestra propia piel. Debemos aprender con el corazón a descubrir que lo que nos hace falta, que de lo que carecemos y no asumimos es el compromiso, el compromiso de nuestra existencia, el compromiso por enseñar lo que sabemos y compartirlo.

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