lunes, 3 de enero de 2011

Nunca rose tus manos, ni tú cara
Nunca tuve tú suave aroma invadiéndome
Me conforme con la imagen de tú sonrisa
Y la hermosa ilusión que me regalabas

Aún así de mis sueños no salías
De mis anhelos siempre eras el primero
No importaba ni el tiempo ni la distancia
Sólo escucharte todo lo hacía ligero

De nada sirvió luchar por mi vida
Sí tú la volviste a tirar sin importar
Te olvidaste que a pesar de las caídas
Los dolores y fracasos, yo estaba ahí

Me viste como distracción y estorbo
Y no como apoyo e inspiración

Para todo existe un límite
Y un día tú también lo vas a conocer

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